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viernes, 3 de julio de 2015

Fiódor Dostoievski



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EL JUGADOR, O ESA IRREVERENTE VISIÓN DE LAS PASIONES HUMANAS




       La novela del clásico ruso forma parte de una irreverente visión de las compulsiones y adiciones humanas que Dostoievski ensayó en una de sus más emblemáticas narraciones, El jugador, que ahora publica SextoPiso, en una de sus colecciones ilustradas, en esta ocasión, por Raquel Fernández (Efealcuadrado).

       Resumido su argumento, el joven Alexei Ivanovich es un preceptor encargado de la educación de los hijos de un general ruso cuya poca personalidad y las deudas le convierten en un hombre desesperado. A su vez, Alexei ignora que también lo es, aunque evita el juego en cuanto cree necesitar un contexto favorable para ganar. Odia jugar para otros, y aunque conoce los entresijos de la ruleta perfectamente, se ve obligado a jugar en nombre de diferentes aristócratas perdiendo, generalmente, grandes sumas de dinero. Él achaca su mala suerte a la necesidad de jugar para otros, convencido de que, el día que juegue con su propio dinero tendrá la suerte a su favor y conseguirá vivir holgadamente de ello.
Tanto el general como el resto de la familia esperan que la muerte de un familiar, su abuela, les saque de la pobreza que les amenaza. Cuando por sorpresa para todos aparece la abuela en Ruletemburgo, donde transcurre la mayor parte de la novela, expresa su deseo de conocer el casino y, a pesar de tratarse de una señora de gran personalidad y especialmente inteligente, acaba cayendo en el juego, hasta que pierde gran parte de su inmensa fortuna.


Alexei se enamora locamente de Paulina, y se convierte prácticamente en su siervo. A partir de la ruina de la abuela los acontecimientos se precipitan y, loco de amor, se precipita al casino jugándose toda su fortuna, creyendo posible compartir sus ganancias y su vida con su amada. Gana pero, cuando vuelve a Paulina, esta rechaza su amor. Despechado, viaja a París con la señora Blanche, mujer acostumbrada a vivir de los hombres, con la que acaba perdiendo todo su dinero. Vuelve al juego y acaba convirtiéndose en un hombre solitario, en un jugador enfermizo. La novela acaba con Alexei jugándose su última moneda a la ruleta, prometiéndose a sí mismo no volver a jugar si gana.

Una obra singular
El jugador se ha convertido, con el paso de los años, en una pieza básica de la obra de Dostoievski, y contiene casi todas las características de sus novelas más famosas, esto es, la morbosidad, el dramatismo, la tensión casi intolerable, la agresividad y la revelación punzante y sutil de estados anímicos vividos y superados por sus personajes y por añadidura del genial escritor. Dos pasiones principales campean en este libro: la del juego, que envenenó al propio autor, hasta pocos años antes de morir, y la de un amor hecho de humillaciones, equívocos, odios y abnegación quijotesca. La trama y el trazado de sus personajes, atormentados y complejos, sobresalen sobre las interioridades de una sociedad caduca del XIX.

El autor
Fiódor Dostoievski (Moscú, 1821 – San Petersburgo, 1881). Autor de novelas, ensayos, relatos cortos, artículos y otros textos, retrató como nadie la sociedad rusa del siglo xix. Figura clave de la literatura universal, es uno de los autores más significativos de la conocida como edad de oro de la literatura rusa, Crimen y castigo, El idiota, El eterno marido o Los hermanos Karamázov, son algunas de sus más conocidas obras.

La ilustradora
Raquel Fernández (Efealcuadrado) es licenciada en Bellas Artes por la UCM. Cursó un año en la Accademia di Belle Arti de Venecia, donde se inició el mundo de la ilustración, y continuó en esa rama en la Escuela de Arte 10 de Madrid. Finalista del Premio Apila Primera Impresión 2014 y seleccionada en el V Catálogo de Iberoamérica Ilustra, ha realizado exposiciones colectivas en Zaragoza y Madrid.




 







Fiódor Dostoievski; El jugador; Traducción de Rafael Torres; Ilustraciones de Efealcuadrado; Madrid, Sexto Piso, 2015; 200 págs.

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