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jueves, 14 de enero de 2016

Patrick Modiano



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MODIANO, UNA LUCHA CONTRA EL OLVIDO



     El concepto narrativo de Patrick Modiano se hace hoy más que nunca transparente, y el tiempo transcurrido desde su primera novela en el 68 revela que ha sido capaz de trabajar libro tras libro con las mismas obsesiones recurrentes: un padre judío en fuga, la ausencia continuada de la madre, o su mirada sobre la ruindad de los cobardes. Su literatura rompe la línea cronológica del tiempo, y establece un nexo personal, arbitrario; cree en esa inmanencia pretérita que vuelve y, pese a la brevedad de sus textos, su técnica es más culta de lo que parece. La búsqueda del pasado, o de la identidad se columbra como eje fundamental en un autor de «un único libro», como él se define, aunque la crítica sostiene que todas sus novelas resultan imprescindibles para un lector. Los mecanismos de su prosa provocan una incesante búsqueda por un mapa mental que se activa por otro plano mayor y concreto, el urbano; así el narrador francés consigue que las calles de las ciudades, donde ambienta sus novelas, sean un escenario para fundir presente y pasado, y sus personajes exploren vivencias propias y ajenas. Indaga en el desarrollo de la memoria, para convertirlo en un ejercicio feliz o doloroso; y según se mire, en la ficción de Mediano entendemos ambas cosas en función de si es motivo de ansiedad, o la evocación de un paraíso perdido.
     La narrativa Nóbel francés era conocida en nuestro país desde los 70 y 80, con Alfaguara nos había llegado Villa triste o Los bulevares periféricos, El libro de familia y La calle de las bodegas oscuras; ahora Anagrama recoge el testigo, y antes del premio ya había publicado buena parte de su obra, en nuevas traducciones de María Teresa Gallego Urrutia, alternando el rescate de obras anteriores con entregas más recientes; caso del presente 2015, que entre marzo y noviembre, dejaba en las mesas de novedades cinco títulos más, Una juventud (1981), la historia de dos jóvenes a los que una galería de personajes grotescos y perversos les programa la vida, una alegoría sobre la fugacidad de nuestra existencia, un lamento existencialista sobre la imposibilidad de actuar, o una excusa para retratar el paisaje de un París que oculta más de lo que muestra; Domingos de agosto (1986), el maestro de la geografía sentimental parisina mira en esta ocasión a la ciudad de Niza, donde un anodino paseo propiciará ciertas coincidencias: Jean, protagonista y voz narrativa, se encuentra con un viejo conocido, Villecourt, quien, tras invitarle a tomar un trago, resucita el recuerdo de una mujer fundamental para ambos: Sylvia; Para que no te pierdas en el barrio (2014), publicada poco antes de de convertirse en Nóbel, es un texto que se suma a toda una serie anterior de cierto parecido entre sí, ocurre en los mismos lugares, en un tiempo común, en el París de la postguerra, aunque la sorpresa para el lector de Modiano: se trata de una novela de cierto suspense, cuyo misterio no se desvelará hasta el final mismo. Capaz de crear personajes que viven en unas circunstancias peculiares, el protagonista en este caso es un escritor mayor, Jean Daragane, encerrado en su piso vegetando, y cuya única distracción es un libro, la Histoire naturelle, de Buffon, una lectura que le atrae por la precisión expresiva del célebre científico del XVIII,  pero la llamada telefónica de un desconocido le devuelve al pasado; en Ropero de la infancia (1989), no hay acontecimientos o tramas de impacto en esta novela de personajes, cuyo protagonista, Jimmy Sarano, recuerda sus fobias, sus miedos, nostalgias y una propia identidad con qué conciliar pasado y presente. Vive un exilio voluntario en una ciudad Mediterránea, un puerto franco, sin duda Tánger, pero cuyo nombre no se especifica; y en Viaje de novios (1990), el narrador se enfrenta a la crisis de la madurez, desde el anonimato de un modesto apartamento de París reconstruye la vida de Ingrid, judía austriaca a la que Jean conoció veinte años atrás, y compartió momentos pretéritos, que determinaron alguno de sus destinos; ofrece otra muestra de esa ambivalencia tiempo/lugar, como nota dominante de un pequeño enigma. Resulta obvio que, algunos libros de Modiano se inspiran en el concepto psicoanalítico definido como “recuerdos encubridores”, tesis freudiana que oculta sucesos traumáticos correspondientes a los primeros años de vida y, en términos novelescos, esa experiencia traumática se vislumbra como un misterio que los protagonistas deben investigar hasta resolver el enigma de su propia existencia.

                                      





Patrick Mediano; Una juventud;
Domingos de agosto; Para que no
Te pierdas en el barrio; Ropero
De la infancia; Viaje de novios;
Barcelona, Anagrama, 2015.

        


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