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jueves, 24 de agosto de 2017

Pedro Zarraluki



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EL PLACER DE VIVIR
              
       La historia narrativa de Pedro Zarraluki (Barcelona, 1954) es una permanente reflexión sobre el silencio, y un sereno análisis sobre la sociedad o la vida contemporáneas. Varias colecciones de cuentos, Galería de enormidades (1983) o Retrato de familia con catástrofe (1989) y algunas novelas El responsable de las ranas (1990) o La historia del silencio (1994), avalan una trayectoria ejemplar hasta el momento. Como en Un encargo difícil (2005), su anterior entrega, Zarraluki, vuelve en esta ocasión a un espacio muy acotado para contar su historia. El lugar elegido es un pequeño pueblo del Ampurdán, y con el sugerente título, Todo eso que tanto nos gusta (2008), proyecta el conflicto familiar entre un hijo y sus padres, el recuerdo de un hermano y, sobre todo, el propio fracaso matrimonial del protagonista.
       Zarraluki cuenta la historia de unos supervivientes, vuelve al tópico de una vida retirada tras una existencia dramática que protagonizan unos personajes de la burguesía catalana, cuando en su madurez deciden cerrar la puerta de su pasado para emprender una estrambótica huida, inicialmente al Tibet, para recalar en un pequeño pueblo de la costa catalana. Allí se asienta por azar Tomás, un afamado arquitecto, que tras su divorcio con Cristina, huye de una Barcelona decadente y pretende encontrar su lugar en el mundo. Ricardo, hijo de ambos, víctima de una crisis matrimonial con Clara, sigue los pasos de su padre a instancias de la madre y encuentra a Tomás viviendo como un vagabundo en su propio coche. A partir de este momento se inicia el verdadero relato de una impostura con el extraordinario dibujo y la mejor actuación de unos personajes, tan variados como ricos en matices, capaces de mostrar los distintos estamentos de una sociedad caracterizada, en aquel lugar del mundo, por lo amable de sus actitudes: Marcelo que ha descubierto el mundo de la literatura leyéndole a su esposa enferma Paquita; María, la joven taxista, que se debate ante su inminente matrimonio; Lola, la ácrata propietaria del hotelito, cultiva marihuana, vive al margen del cualquier sentimiento de Estado, la no menos excéntrica multimillonaria italiana Barbara Baldova, empeñada en construir en aquel lugar «una ciudad para los creadores», y la prostituta Daryna salvada por Ricardo y a quien regala lo mejor de su arte, completan el cuadro.
       Dos partes bien definidas caracterizan esta novela, una primera de agradabilísima lectura, bien ambientada donde se exponen las vicisitudes de este grupo heterogéneo de ciudadanos del pequeño pueblo, lugar de acogida de los fugitivos; y una segunda, más reflexiva, en la que la familia irá arreglando, poco a poco, sus problemas personales, enfrentándose a sus propios fantasmas, saldando cuentas con ese pasado que a ninguno le parecía lo suficientemente atractivo por conflictivo y desdeñoso. Y cada uno se irá integrando de forma muy particular en la apacible existencia del tranquilo villorrio, mientras el lector percibe que la historia es creíble, el ritmo adecuado, y la tragedia se torna en comedia porque, después de todo y a simple vista, nada resulta fácil en esta vida.








TODO ESO QUE TANTO NOS GUSTA
Pedro Zarraluki
Barcelona, Destino, 2008

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