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sábado, 2 de diciembre de 2017

Historia del cuento



CUENTO
50 años de cuentos*      



                                            
INTRODUCCIÓN

       No existe en el panorama literario español una Historia del cuento o algo parecido a un manual de uso y de referencia. Ni siquiera algunos compendios lo suficientemente completos que, de alguna manera, arrojen algo de luz sobre este maltratado género. En contadas ocasiones se han historiado muy parcialmente algunas de las últimas décadas del pasado siglo. No existe, en consecuencia, una visión mínima lo suficientemente interesante de esa faceta narrativa breve de tanta trascendencia en este país. Porque, buena parte de las numerosas antologías, tanto generacionales como temáticas, se han limitado a recoger, en un buen puñado de cuentos seleccionados, a aquellos autores que ofrecieran una muestra de su producción breve o, en otro sentido más amplio, lo último que se estaba produciendo en el ámbito del relato. Esas introducciones han justificado, en gran medida, la nómina propuesta y, una tras otra, se han lamentado del escaso eco de un género ensalzado, vivamente, desde la dedicación de autores como Bécquer o Clarín, Baroja o Cela  hasta llegar a la generación de Aldecoa y Fraile o incluso Merino en nuestros días.
       De esa historia pendiente del cuento literario en España de los últimos cincuenta años (1950-2000) he tenido constancia, de los primeros veinticinco, leyendo breves y minuciosos estudios o través de artículos, repasando pequeñas monografías o entresacando capítulos de grandes manuales de Historia de la Literatura. Transcurrido mucho tiempo después, he conseguido, algunos de esos volúmenes que, con mucha dosis de paciencia uno va rescatando en los anaqueles de las librerías de viejo. Una tarea que, ahora, es más fácil a través de ese interesante medios que es internet. Una red que han tejido numerosas librerías especializadas y por donde se puede viajar de uno al otro lado del mundo en busca de los libros descatalogados o perdidos y nunca  encontrados hasta ese momento. La visita a estas librerías virtuales se convierte en todo un acontecimiento. De la misma manera, los últimos veinticinco me los he pasado como ese devoto lector y estudioso de un género que, recién iniciado el siglo XXI, parece salir de ese involuntario olvido para ocupar su merecido lugar en el panorama literario pero sobre todo en el editorial. La perspectiva histórica que nos ofrece hoy el recién terminado siglo XX, desde perspectivas y posiciones distintas, permite ya la valoración global de un género que se supone materia de ensayo y entrenamiento para no pocos autores que inician su labor en el maravilloso terreno de contar, en muy pocas palabras, y conseguir el efecto deseado en unas líneas o en algunas páginas, una historia desde un principio hasta un final.


        )Qué es, en realidad, un cuento? Cuando a lo largo de las últimas décadas se les  preguntaba a los autores acerca de una denominación del género, sus respuestas han sido de lo más heterogéneo y de lo menos oportuno. Para valorar, al menos por encima dichas afimaciones, sugiero, no obstante, apuntar algunas de las más acertadas, como por ejemplo la que hace años proponía Medardo Fraile cuando era requerido por una definición del mismo: *Un cuento es lo más fino y personal y lo menos manchado que pueda hacer un escritor+. Para Enrique Ruiz García *El cuento es la apropiación de un asunto contado con la economía máxima de los medios de expresión y provocando una explosión+, incluso, un autor como Jorge Cela Trulock ha ido aún más allá e insistía en que *los cuentos (...) sirven de campo de experiencia para ir ensayando intentos de expresión, formas de tratar los temas+, y para Andrés Neuman, uno de los más jóvenes e interesantes cultivadores del género contemporáneos  *los géneros puros no existen+ pero añade que, sin embargo, *el cuento es el género que mejor sabe guardar un secreto+.
       Pese a ese esforzado intento (no sé bien por qué, quién o quienes tendrían interés en el asunto) de  arrinconar un género de tanta trascendencia en la literatura española del último siglo, lo que se pretende con la presente reflexión y la enumeración, año tras año, de un sólo libro de relatos publicado, es ofrecer una guía particular o una selección propia que no pretende establecer ningún canon porque no se parte de una idea de estilos, tendencias, modas, aunque sí de la trascendencia de los corpus estudiados. La referencia temporal a los últimos cincuenta años obedece a esa exclusiva comodidad por abarcar un número lo suficientemente representativo y no demasiado alejado de un público lector que, de alguna manera, aún hoy tiene muchas posibilidades de leer a muchos de los autores de los libros reseñados en esta monografía. Volver otros cincuenta años atrás, a la primera mitad del siglo, supondría un esfuerzo mayor de búsqueda así como de localización de las colecciones y de sus autores, muchos de ellos hoy, lamentablemente, descatalogados a pesar de su condición de clásicos en muchos de los casos. Evidentemente, esta pequeña monografía no resulta ser ese manual de Historia del cuento tanto por su planteamiento como por su extensión; así que seguimos sin historiar el género por excelencia de la literatura española; y sólo habrá que ver en este trabajo un recurso más que sustente esa interesante posibilidad para el futuro. Esta monografía podría verse completada con esa otra visión que arrojan las antologías y las pequeñas monografías que, durante los últimos cincuenta años de la segunda mitad del siglo XX, se han venido sucediendo en el panorama literario español, un conjunto que ofrecería algunas posibilidades más para ese manual de uso que terminará por escribirse.
       El lector, espero al menos, podrá disfrutar, como yo mismo lo he hecho, con la  ordenación de algunas de las mejores colecciones de cuentos publicadas en la segunda mitad del siglo XX y con algunos de los autores cuyo nombre hoy se asocia a la mejor literatura que se escribe en este país. Los libros coinciden con los años de aparición de los mismos, es decir, desde 1950 al 2000 y, solo, en cuatro ocasiones, 1952, 1967, 1980 y 1998, he duplicado, en el mismo año, el libro de cuentos por tratarse de autores cuya importancia hoy en día se mide con la calidad de su escritura. La primera, Carmen Laforet, una joven revelación que dedicó, a lo largo de su vida literaria, sus esfuerzos al género; es un homenaje porque después de un largo silencio fallecía este mismo año tan sigilosamente como había vivido las últimas décadas; Francisco Izquierdo, entregaba finalizando la década de los sesenta una excelente colección de cuentos, Las bestias y otros ejemplos, cuya trascendencia en la narrativa andaluza posterior sentaría las bases de toda una escuela; además, el granadino, también, fallecía recientemente, y supone éste un reconocimiento a su amistad de tantos años; Cristina Fernández Cubas, inauguraba con Mi hermana Elba una excepcional muestra de arte narrativo breve cuya estela, en su obra, se extiende hasta nuestros días y, finalmente, Soledad Puértolas, con Gente que vino a mi boda, corroboraba su excelente debut en el género iniciado en esa maravillosa década de los 80 con Una enfermedad moral.
       Reseño, para el curioso lector y estudioso, la obra completa, incluyo, los cuentos que componen el libro y en muchos de los casos, acompaño el aparato bibliográfico cuando la obra ha sido reeditada o edita posteriormente. Este detalle significa, entre otras muchas cosas, reseñar la importancia que algunos de los corpus han tenido en el panorama narrativo breve de las últimas décadas. Un hecho que, unido a otros factores, forma parte ya de esa historia del cuento aún pendiente por realizar.

*La introducción a esta pequeña monografía se publicó en 2005 y en ella cuestionaba la importancia de ofrecer una auténtico estudio/ historia sobre el cuento español que tanto proliferó en el pasado siglo XX y aun continúa siendo importante en los primeros años del XXI.

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